Los niños que compartieron parte del día con Nadia, aquel 13, hace casi 10 años, ya no colorean dibujos. Hoy en familia y en silencio pintan su rostro. Ya no esperan a Nadia, hoy esperan JUSTICIA.
La ausencia de respuestas en el caso de Nadia se siente, sin distinción de edades y por ellos también, es que necesitamos saber la verdad.
Nadie puede, ni merece, crecer sin Justicia.