10 años pidiendo ¡JUSTICIA!

jueves, 5 de enero de 2012

Brecha

CANELONES A UN AÑO DE LA DESAPARICIÓN DE NADIA CACHÉS
Ausencia sin fin
ESCRITO POR: Florencia Soria



Tal vez algunos hayan escuchado sobre una chica que desapareció en Canelones hace un tiempo. Otros podrán recordar además su nombre y sabrán que semanas atrás se cumplió un año de su ausencia. Pero en su pequeña ciudad natal todos creen saber lo que ocurrió. Es que la ausencia de Nadia dejó su marca. En comercios y paredes, en pins y en pegotines está su imagen sonriente. Cada uno cuenta la historia con distintos matices, valorando algunas hipótesis en lugar de otras, opinando mejor o peor sobre la vida de la chica o sus familiares, sospechando de personas o instituciones.
Nadia
En esta típica ciudad del Interior en la que todo el mundo se conoce hay un clima enrarecido. Sospechosos, testigos e investigadores del caso conviven con quienes reclaman justicia y aún lloran por ella. Algunos se sintieron tan interpelados por la situación que se movilizaron para que continuara la investigación y el caso no se archivara. Este fue el caso de Lilián Funcal, una vecina de Nadia que la recuerda desde que jugaba en su barrio de pequeña. "Hoy por hoy, no sé qué significa no involucrarse", dice mientras relata el momento en que empezó a participar del grupo Buscando a Nadia. 


Marisa Falero es maestra. No conocía a Nadia ni a sus amigos, pero escuchó un parlante callejero que convocaba a concentrarse en la plaza de la ciudad por la desaparición de una joven y fue con su hijo. Desde entonces se integró al grupo, formado también por amigos y conocidos de la chica. Desde su desaparición, todos los meses realizan marchas o intervenciones en la ciudad para mantener el tema vivo entre la gente. A los ocho meses construyeron un laberinto en la plaza más importante de la ciudad, representando la búsqueda de la joven, y simbolizaron la justicia con una balanza dentro de una damajuana rota. Doce meses después sienten que la metáfora sigue vigente porque se avanzó muy poco en el caso.

Lo que se sabe con certeza es que el lunes 13 de diciembre de 2010 Nadia salió en bicicleta desde Canelones rumbo a Santa Lucía para visitar a su prima y en la tarde volvió de regreso a su ciudad. Al otro día en la noche Roberto Cachés, padre de Nadia, al no tener noticias de su hija se puso en contacto con sus amigas. Nadie sabía dónde estaba. Así que hizo la denuncia a la Policía y comenzó la búsqueda. El jueves siguiente encontraron la bicicleta de Nadia en perfectas condiciones en el arroyo Canelón Grande de Margat y al otro día, cerca del arroyo, su mochila cubierta con hojas y ramas. Tras días de búsqueda el padre de Nadia había indicado a sus primos que siguieran rastreando allí "porque es el lugar ideal para hacer fechorías", según explicaron a Brecha esta semana. Algunos testigos declararon a la Policía haber visto a Nadia en Canelones la noche del lunes, sin su mochila ni su bicicleta, pero el padre duda de estas declaraciones porque recuerda que cuando salió a buscarla le parecía verla en todos lados: "Todas eran Nadia, pero cuando te acercabas te dabas cuenta que no era". Extrañamente ni estos testigos ni su prima (última persona con la que se sabe que estuvo) han declarado ante el juzgado a pesar de que la fiscal del caso, Alicia Schiappacasse, pidió dos veces que se tomen sus declaraciones (lo que se hará después de la feria judicial).

El voluminoso expediente del juzgado sigue sumando pistas: aparentemente la noche anterior a su desaparición Nadia mandó un mensaje a una de sus amigas diciendo que estaba triste, y en un allanamiento en su casa la Policía encontró un trapo ensangrentado, que mediante un estudio de adn se comprobó que era de Nadia; también se sabe que dejó sus documentos y celular en la casa. Para la fiscal los indicios alimentan algunas hipótesis más que otras, pero no hay nada determinante aún. Consultada por Brecha aseguró que "estamos ante un caso muy difícil de resolver sin la aparición de Nadia o de su cuerpo". Ninguna presunción se descarta todavía: puede ser un secuestro, un asesinato o un suicidio. Para Roberto Cachés su hija se fue por voluntad propia, tal vez seducida por un "galán" que aparentemente le había ofrecido irse a vivir con él y que, según dice, se dedicaba a falsificar documentos. Sus amigos descartan esta hipótesis porque Nadia tenía muchos proyectos para el futuro: terminar sus estudios de profesorado en el ipa, pensaba en nuevos emprendimientos laborales y "no iba a abandonarlo todo".

Cachés padre reconoce que algunas pruebas, como el trapo con sangre que se halló en su casa, "apuntan a que yo la maté". Y aunque le molesta, entiende que en una investigación es lógico que se tomen como sospechosos a todos los que rodean a la víctima. Pero se queja de que la gente en la ciudad lo señale como culpable. "A mí se me hace difícil salir a buscar un pan a la panadería. ¿Qué tal si salgo a comprar una flauta para comer al mediodía y me linchan?"

La ciudad está plagada de rumores sobre lo que ocurrió. Un entramado de historias que pretenden dar respuestas, hipótesis que conjugan pistas de la investigación y aspectos de la vida privada de Nadia como su sexualidad, sus relaciones, un eventual embarazo no comprobado hasta ahora. Quizás lo que más se busca es una explicación que termine con el misterio que pone a todos en potencial peligro y a todos bajo sospecha. "Uno vivía con libertad en el pueblo y ahora empezás a tomar conciencia de que sos tan vulnerable como otros", dice Leticia Tazi, profesora del liceo Tomás Berreta y directora del coro en el que Nadia participaba. Explica que el tema de Nadia surge entre los estudiantes aunque ella no lo mencione y en estas conversaciones muchas veces se retoman opiniones o teorías que los chicos escucharon en sus casas o en el barrio. Las mujeres sienten miedo y muchas admiten que sus padres están más preocupados por su seguridad. No se trata de una paranoia mediáticamente alimentada sobre la inseguridad del país. Es un caso, solo uno, pero interpela y conmueve a una ciudad entera.

Sin embargo, según Sofía Vanoli –integrante del grupo Buscando a Nadia y amiga de ella–, muchos prefieren no pensar en lo que pasó porque los conmueve demasiado, así como otros rechazan la búsqueda o les es indiferente el tema. Aunque ha mermado la convocatoria del grupo, el 13 de diciembre se realizó una actividad a un año de la desaparición y muchos afirman que la gente los para en la calle, en el supermercado, en el videoclub o en sus trabajos para preguntarles por Nadia, si se sabe algo nuevo, o para charlar sobre algún recuerdo relativo a ella.

ACIERTOS Y ERRORES POLICIALES. Al no haber aún respuestas concretas ni pistas concluyentes sobre la desaparición de Nadia, hay quienes cuestionan también la actuación de la Policía. El grupo Buscando a Nadia tiene reparos respecto de que el caso esté en manos del departamento de homicidios de la Jefatura de Policía de Canelones porque "no siguen los procedimientos ni tienen las herramientas o recursos para buscar un desaparecido". El Ministerio del Interior tiene un área que trabaja específicamente estos temas y es el Departamento de Registro y Búsqueda de Personas Ausentes que pertenece a Interpol. Hasta 2008, último año de actualización de su página web, el departamento registraba 59 casos de personas desaparecidas en todo el país.

Algunos integrantes del grupo señalaron a Brecha que el Departamento de Personas Ausentes realizó algunas entrevistas al principio de la investigación pero luego no continuó trabajando. Y aunque recientemente volvieron a Canelones a recabar más testimonios, el grupo que busca a Nadia critica que este departamento ni siquiera difundió la imagen de la chica.

El subdirector de Interpol, Carlos Sosa, explicó a Brecha que su tarea es dar contención a las familias de los desaparecidos a través de especialistas, no realizar la investigación. De eso se encarga la Policía. Sin embargo, la página web del departamento establece como una de sus funciones "determinar la naturaleza de la ausencia procediendo al registro y búsqueda de las personas en esa situación". Y además la madre de Nadia, Araceli Pérez, asegura que nunca recibió ayuda de Interpol, y sí de una psicóloga social que forma parte del grupo de búsqueda.

El jefe de Policía de Canelones, Erode Ruiz Rodríguez, prefirió no hacer declaraciones sobre el caso, pero la fiscal Schiappacasse –que trabaja en conjunto con la jueza y la Policía– aseguró a este semanario que el caso no está archivado y que se está haciendo todo lo posible para avanzar en la investigación. Por su parte, Cachés no niega que tal vez se "metió la pata en alguna cosa" en la indagatoria, pero siente que la Policía trabajó sin escatimar esfuerzos: "Nadia es hija de cada uno de los integrantes del grupo de investigación", dijo.

Los miembros del grupo de búsqueda y su padre concuerdan en que ahora el caso avanza nuevamente. Ellos y toda la ciudad mantuvieron presente a Nadia en las imágenes, conversaciones y recuerdos, pero el final todavía sigue siendo abierto. 

Relaciones tensas

La relación entre el padre de Nadia, Roberto Cachés, y el grupo de búsqueda fue cambiando a lo largo de este año. Al principio trabajaban conjuntamente, intentando conseguir máquinas para dragar el arroyo donde se encontró la bicicleta, estableciendo contactos con organizaciones como Serpaj y organizando actividades en la ciudad. Pero paulatinamente Cachés y el grupo se fueron separando por visualizar diferentes caminos para encontrar a Nadia. Cachés rechazaba que se invitara a cualquiera a participar del grupo de trabajo abiertamente porque la información que ellos manejaban podía llegar al posible homicida. Inició acciones legales para que el grupo dejara de usar la imagen y el nombre de Nadia, lo que no tuvo andamiento por no contar con el apoyo de la madre de la chica.

Posteriormente Cachés se sintió injuriado por algunas cosas que se publicaron en la página de Facebook que el grupo abrió entre otras acciones propagandísticas, y amenazó a sus integrantes. Le dijo a uno de ellos, amigo de Nadia, que con su "amargura" y los insultos que recibía podía "darle un clic en la cabeza" y agarrar "una nueve milímetros y no dejar ni uno parado" (Código País, 21-XII-11). Ante esto Lilián Funcal hizo la denuncia ante la seccional de Policía. Explicó que ella no señala a nadie como culpable porque corresponde a la Policía realizar la investigación del caso y su intención sólo es difundir lo que ocurrió y colaborar. "Dudo mucho de que él lo vaya a efectivizar, pero tampoco merezco, ni ninguno del grupo merece que se lo amenace por buscar a la hija." Además agregó que ningún integrante del grupo insultó a Cachés y entre todos se intenta borrar cualquier comentario agresivo en Facebook, pero reconocen que no pueden responsabilizarse de todo lo que publica la gente ajena al grupo. 

Publicado el Miércoles 04 de Enero de 2012